Alonso estaba seguro el sábado de que iba a ganar la carrera de Montmeló desde el quinto puesto en parrilla
Sábado, siete y media de la tarde. La brisa de Montmeló se ha llevado al público, a los fans, a los corrillos de periodistas. La mayoría tenían la cabeza baja después del quinto en parrilla de la estrella española. En sus cabezas resonaban una y otra vez las estadísticas. Nadie había ganado nunca en Montmeló más allá de la tercera plaza en parrilla.
Montezemolo dice que esperaban más. En velocidad pura les sigue faltando. Fernando denuncia públicamente que se han vendido mejoras de nuevo antes de probarlas. Las evoluciones que ensayaron el viernes no funcionaron. El coche es casi idéntico a Bahrain. Los de los rivales, que tampoco han mejorado, también. Pero la carrera, eterna letanía del piloto asturiano, esperaba el domingo.
Alonso sale del motorhome de Ferrari acompañado de sus padres, José Luis y Ana y de Dasha Kapustina. Me cruzo con él y le digo: “Vamos, que mañana vas a remontar, en realidad es como si salieras tercero”. Y, muy serio, me mira y me responde: “Mañana gano, seguro...” Y seguimos caminando mientras hablamos de ese último sector donde iba peor que los demás, de la salida atómica que tiene que hacer, el rendimiento en carrera del Lotus... Fernando tenía el convencimiento de las grandes ocasiones. La misma mirada previa a Hockenheim 2010, de camino a la parrilla, seguro de que iba a ganar en Alemania. Y cambiar el signo de aquel Mundial. Como el de éste.
Y llegó el domingo, con Alonso entregando sus guantes a la grada en la parada de los pilotos, dándoles la mano, dejándose querer... Miles de aficionados (más españoles de los que dicen las estadísticas, por lo menos la mitad de la grada) que se levantan al paso del Ferrari de camino a la parrilla, pitan a Vettel, aplauden a Raikkonen, guardan silencio con Hamilton, viven apasionadamente la F-1. En la parrilla, a Fernando le vitorean desde la grada, habla con Stella y se marcha al box. Allí se sienta en su asiento Recaro en el box y charla un rato con Fabrizio Borra, su fisio y su mánager, Luis García Abad. Allí, en su lugar favorito del circuito, escapa de la olla a presión de la parrilla. Se toma su tiempo y, como siempre, es de los últimos de montarse al coche con una consigna: pasar como sea a Raikkonen en la primera vuelta.
Lo intenta en la salida, pero el coche de Kimi sale esta vez bien y el finlandés tapa bien el interior. Con el corazón a 200 pulsaciones, Fernando intenta un plan B, pasar por fuera a Kimi, que se ha colado un pelín y tiene a Hamilton taponándole. Se coloca en paralelo, aprieta el poco KERS que aún le queda y alcanza a Lewis. La curva se cierra, ahí tendría que levantar, Lewis abre la dirección, el Ferrari pisa la línea blanca, toca lo sucio, pero Alonso sigue acelerando. ¡Tercero!. La pelouse, en pie, entra en éxtasis. Fernando, pegado a Vettel, acababa de dar el paso clave para ganar por segunda vez en su vida en Barcelona.
El resto fue un ritmo atronador y una buena estrategia que le sirvió para pasar al tricampeón después de la primera parada y acosar hasta adelantar a Rosberg a final de recta. El resto lo hizo la buena estrategia de Ferrari, con dos juegos duros nuevos y dos de medios, a diferencia de Red Bull, que abusó de unos duros retocados que no le funcionaron a nadie. Massa pudo pasar al vigente campeón del mundo gracias a ese error estratégico cometido con Sebastian. Webber fue más rápido que su compañero en una fase de la carrera al usar más el neumático medio.
Después de su último triunfo en Montmeló ganó el Mundial de 2006. Alonso, un supersticioso empedernido, lo recuerda nada más bajarse del coche: “Ojalá pueda repetirlo. Esto es algo por lo que llevamos luchando cuatro años desde que estoy en Ferrari. Estuvimos muy cerca en 2010 y en 2012 y esta temporada estoy seguro de que, si hacemos las cosas bien, vamos a pelear otra vez por el campeonato y ojalá que con diferente resultado a los dos últimos”. Termina la rueda de prensa, nos damos un abrazo y Fernando me dice: “Ves, te lo dije, te lo dije, que aquí ganaba...”
Ahora, a por el triunfo en Mónaco. Eso sí, allí la pole es decisiva y Mercedes y Vettel están por encima en ese apartado. Que llegue ya, por favor, que llegue...
Qué momentazo. Tuve la fortuna de verlo por segunda vez en vivo y directo. Vaya recuerdos¡¡¡
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