Bueno, pido disculpas primero por los fallos de diseño del blog, que pronto espero solucionar, y también por tardar en contaros mis sensaciones después de lanzarme a un nuevo proyecto profesional que espero sea aún mejor que el anterior.
Os escribo desde Singapur. No puedo dormir después del segundo triunfo consecutivo de Fernando Alonso en este Mundial 2010 no apto para corazones débiles. Está a once puntos del líder Webber, el equivalente a cuatro con el sistema anterior y, aunque haya que frotarse los ojos, puede ganar. De lo que hemos vivido este fin de semana me quedo con una pole mágica y un bicampeón del mundo que se mantuvo firme ante la presión de Vettel. Si el alemán marcó una vuelta rápida sólo décima y media más lenta sin pista libre, para mí está claro que tenía al menos tres décimas por vuelta de superioridad sobre el F10.
Eso en punta de velocidad, porque en regularidad el ritmo de martillo de Alonso le permitía aguantarle y tener el fuelle suficiente en sus neumáticos para atacar en la última parte de la carrera. A una vuelta del final el Lotus de Kovalainen se incendió en la recta de meta y, con bandera amarilla en pista, Alonso tuvo que levantar el pie para no pasar a un doblado. Vettel se colocó entonces a sólo dos décimas y presionó con todo en una última vuelta dramática. Pero Fernando no falló y cruzó la meta en campeón, con el gesto de los pajaritos para casa y un cartel en la tablilla de boxes que reflejaba el sentimiento de todo un equipo: "Grande". Justo cinco años y un día después de que lograra su primer título, demostró que tenía razón para mantener la fe después del patinazo de Spa-Francorchamps. Y con un Grand Chelem, algo reservado sólo a los pilotos fuera de serie, el primero de su carrera. Es decir, pole, victoria, vuelta rápida y liderato de principio a fin. Es su victoria número 25. Ya es el sexto piloto de la historia en triunfos, con 25. Empatado con Jim Clark. Aún no me explico que haya gente que le discuta. Es un fuera de serie.
Y vamos con mis sensaciones personales. Todo cambió el martes después de la carrera de Hungría. Yo acababa de empezar mis vacaciones en Marbella. Junto a la piscina, sonó mi teléfono. Era Paco González: "Mira Carlos, te llamo para ver si puedes venirte con nosotros. No sé si sería posible, pero me darías una gran alegría. Me gustaría que hicieras las transmisiones de Fórmula 1 y que dirigieras tu propio programa de motor..." La verdad, no me lo esperaba. Hablé con él cada día durante más de una semana. Y, un viernes 13 de agosto le comuniqué al Diario AS mi intención de dar el cambio. Ellos debían ser los primeros en saberlo. Al fin y al cabo, era mi casa profesional, donde empecé como becario hace 14 años y a la que siempre estaré agradecido por darme la oportunidad de ser lo que ahora, modestamente, soy. Les pregunté sobre la posibilidad de compaginarlo, pero el grupo PRISA dio la orden de que no permitirían a sus empleados estar en COPE y AS a la vez. Y tuve que elegir.
Les estoy agradecido, sobre todo, por confiar en mí para seguir a pie de pista la F-1 desde el año 2000, un deporte que algunos creían que no existía, pero con el que yo he disfrutado desde 1981. Con ellos adelanté la marcha de Alonso a Ferrari, el regreso de De la Rosa, el adiós de Flavio Briatore a Renault... Y tantas noticias, también en otros deportes como el ciclismo. Descubrí el Angliru a los aficionados de toda España, precipité su inclusión en la Vuelta a España cuando lo subí con el Chava, he dado noticias de atletismo, de balonmano... Y he tenido la suerte de criarme junto a periodistas de pura raza como Ángel Cruz o Enrique Ojeda.
De todos estos años me quedan recuerdos imborrables. El primero, el de Carmelo Ruiz subiendo a la planta de arriba del viejo AS para decirme que un becario como yo (23 años y mucho menos peso que ahora) no podía estar metiendo breves, y que me quería haciendo reportajes, acudiendo a ruedas de prensa y trabajando fuera de la redacción. Para mí Carmelo es una enciclopedia del deporte, una referencia a la que acudir siempre, un gran jefe. Después aprendí junto a Juanma Trueba, cuando se puso al frente del Mas Deporte, y su habilidad para mantener la calma bajo la tormenta.
Y llegué a motor, donde Raúl Romojaro me entregó toda su confianza para llevar la nave de la Fórmula 1. Primero era una barca con remos, con los años lo convertimos en la referencia entre la información diaria de este deporte. De Raúl he aprendido a contar hasta diez, a saber capear los desencuentros con los jefes (que siempre los hay) y a utilizar la mano izquierda de la diplomacia. Aunque a veces se siga atascando. Durante muchos años, hemos formado una sección envidiada por el buen ambiente y la libertad para trabajar. Y con un dream team de equipo. Os los enumero, y que nadie se me enfade con el orden:
*Un reportero de primera, Mela Chércoles, que representa la pasión por la motos y por el periodismo
*Un escritor en la piel de un periodista, Manuel Franco, compañero y amigo ahora en las carreras de F-1
*La referencia de los rallys en España, Pipo López, un grande, también por corazón, de las cuatro ruedas
*El eficaz, sólido, profesional y, ante todo buena persona, Javier Asprón, cultivador de perlas de la cantera
*Y un todoterreno, Rafa Payá, capaz de ser el líbero del AS y al que aprecio más de lo que él se piensa
Gracias a todos, de verdad, por estos años. Y a la familia del Más deporte, a Richi, Guti, Mínguez, Bermejo, Chusa, Héctor Martínez, y los más jóvenes, Ezquerro, Bellón o Raquel. Y a todos los compis del diario. Os llevo en el corazón.
También me llevo dentro el cariño de los colegas de la SER, especialmente de David Alonso, Laurita, el ingeniero Isaac Prada y Xavi Seisó, mis colegas de retransmisión. Mi agradecimiento también para De la Morena, por confiar en mí en 2005. He aprendido mucho a su lado estas temporadas.
Con ellos he cantado los dos Mundiales de Alonso, ahora el tercero puede que tenga el placer de narrarlo en mi nueva casa, la Cadena COPE.
Recuerdo también los aplausos que me recibieron en COPE un 17 de agosto. Desde entonces, no he tenido un milimetro de descanso. Elegimos el nombre para el programa, COPE GP, las músicas, hablamos con la gente de publicidad y completamos un equipo de retransmisiones del que estoy muy orgulloso. Borja González me ayuda en las motos (bueno, en realidad bastante más que eso), y Javier Bueno con los rallys. Sudé mucho con ese primer programa de la muerte del pobre Tomizawa y un guión que estalló en mil pedazos antes de comenzar... Y luego regresé a los circuitos, donde reconfirmé a mis amigos y también me di cuenta de quienes no merecen la pena. En mi nueva casa me he encontrado un ambiente estupendo, de entusiasmo por la nueva etapa y trabajo duro, y a tres referentes radiofónicos míos, Paco, Pepe y Corrochano. A nuevos amigos a los que no conocía y otros con los que siempre me ha unido mucho, Joseba Larrañaga y Jesús Bueno. Alonso cree en ser campeón y yo en el éxito de este grupo humano de COPE. Esperemos que ambos podamos hacer realidad nuestros sueños.
PD: Gracias a Marta, mi mujer, y a mis padres y hermanos, por soportarme en el verano más entusiasmante y caótico de mi vida.