sábado, 21 de junio de 2014

Felipinho Massa le dio a su padre el amuleto de la pole



A Frank Williams le brillaban los ojos. Los aplausos retumbaban en las paredes del motorhome, atestado de periodistas. Felipe Massa se movía suspendido en el aire. Una sensación que no vivía desde el GP de Brasil de 2008. Abrazó a su mujer, de nuevo a su niño y se fue a ver al veterano dueño de la escudería británica. Posó junto a él rodeado de una veintena de cámaras de televisión. Eran las cuatro de la tarde. En Spielberg, Austria, la otra historia de una pole inesperada...
La sorpresa que hizo que Rafaela corriera con el corazón latiendo a mil por hora a ver a su marido. Llevaba a Felipinho, su hijo, de la mano. Pasaron todos los controles y llegaron a tiempo para fundirse con papá. Se intuían las lágrimas dos semanas después de pasear por el infierno en Montreal. Esa carrera que voló por los aires a vuelta y media del final. El ex piloto rojo se comió a besos a su hijo, el 'artífice' de ese primer puesto en la parrilla. "Papá, coge este muñeco, te dará suerte"... Era una figura de Neymar, protagonista de partidos imaginarios en ese Mundial que juegan los niños. Ese de goles de colores y acrobacias imposibles. La colocó junto al casco reserva en su box. Lo besó. Después de su vuelta mágica, eufórico, se lo enseñó orgulloso a las cámaras de televisión. "Es la primera vez que mi hijo me ve ser el más rápido de todos. Es emocionante. Mañana puede pasar de todo, estoy en la mejor posición posible".

Mercedes flaqueó esta vez. Un equipo que tiene un margen abismal, pero cada vez es menos competitivo porque los pilotos gastan más tiempo en esconderse que en hacer correr el monoplaza. Sobre todo Rosberg, que se pasa todo el fin de semana desaparecido, hasta la calificación, para que no le copie Hamilton. Lewis tiene esa costumbre de aprovecharse de su compañero desde los karts y realizó su mejor temporada hasta ahora en la F-1, la primera, aprendiendo como una esponja de Alonso.
El piloto de Ferrari firmó su mejor calificación del año, cuarto, después de provocar en su muro los mismos aspavientos que la selección italiana de fútbol frente a Costa Rica, la víspera, en el motorhome de la escudería.Fernando se fue largo en la última curva y terminó dando saltos por la hierba. Stella se llevó las manos a la cabeza. Por un momento, temieron por el paso a la Q2. El 14 hizo otro intentó y aseguró su posición. Después, otro gran primer intento le permitió aspirar a un podio que él ve francamente difícil. Dependerá mucho de la primera vuelta. Con lo difícil que es pasar en el Red Bull Ring, cruzar por primera vez la meta entre los tres primeros puede ser clave para que se empape de champán el logo del Santander. La salida será frenética.
Ricciardo, quinto, es una amenaza con su Red Bull. Más enemigo aún es Hamilton subido a su Halcón Milenario desde la novena plaza. Lewis venía haciendo una pole planetaria... hasta que se pasó de vueltas. Se fue fuera de pista en la curva ocho, se quedó cuarto y le quitaron el tiempo por salirse a la escapatoria. Estaba avisado. Después, un fallo en el sistema de frenado eléctrico provocó su trompo en el intento definitivo. A Nico le hicieron levantar en su intento por precaución. Se tuvo que conformar con la tercera plaza. El asturiano, que está lejísimos en el Mundial debe entrar con todo al rubio líder del Mundial en los metros iniciales de la carrera.
Y Vettel, ay Vettel... Sin el soplado del escape ni su derivado, el efecto Coanda, no es el mismo. El Makinen de la F-1 se quedó fuera de la Q3, sale el trece y mañana deberá intentar una remontada de prestigio en la fiesta de su padre deportivo, Red Bull. Dos motorhome más allá, envuelto por paneles rojos, Alonso hablaba de lo bueno que es Massa: "Muchos no me creían, pero es el compañero más rápido que he tenido jamás. Me alegro por él". En el pesaje abrazó a su ex compañero. Mañana intentará batirle: "Espero terminar por delante de él en carrera". Hay carrera, hay emociones... Fórmula 1.