jueves, 28 de junio de 2012

Alonso se suma a la fiesta de España

Firmó su segunda victoria del año de manera magistral, con una remontada desde la undécima plaza de la parrilla. Nuevo líder con 21 puntos, lo festejó con el público y los comisarios y lloró emocionado en el podio


 
“¡Qué bote Alonso, que bote Alonso!” Y Fernando bota, con la bandera de España en el suelo, rodeado de comisarios que la agasajan con regalos, se hacen fotos con él... El público grita enfervorecido, las bocinas de los yates del puerto suenan en honor al ganador asturiano.... El Ferrari F2012 asiste mudo al espectáculo. El asturiano acaba de pararlo delante de la tribuna del Grao y llora emocionado con su victoria más hermosa.
Antes ya había gritado como loco por radio (“¡Yu ju yu ju!”) mientras Stella le felicitaba: “Fantástico, Fernando, fantástico”. Acababa de colocarse de nuevo líder del Mundial después de remontar de la undécima plaza en parrilla a la primera, pasar en pista a siete coches con adelantamientos imposibles, a Hamilton en boxes y beneficiarse del abandono por avería de Vettel. Ahora le saca 20 puntos a Webber, 23 a Hamilton y 26 a Vettel. Alcucinante.
De toda su exhibición de ayer hay algunos momentos que son inenarrables. Entre ellos, esa primera vuelta donde pasa a tres coches (con toque incluido en la primera chicane), su atacón a mitad de carrera aprovechando sus ruedas frescas para pasar en tres vueltas mágicas a Webber, Schumacher, Senna y Di Resta, y la jugada final contra Grosjean.
Después de la carrera, el piloto francés no salía de su asombro: “Sabía que, cuando se marchara el coche de seguridad que saltó a pista por el accidente de Vergne, me atacaría. De verdad que intenté defenderme, pero no pude hacer nada... Es un campeón”. Alonso casi se sube encima del Lotus en la frenada de entrada a meta, le cogió el rebufo en la recta y le pasó por fuera en la llegada a la primera chicane. Romain llegó a tocarle. Delante estaba entonces Vettel. Pero le duró poco, el alternador se le sobrecalentó y tuvo que abandonar. Newey se llevó las manos a la cabeza frustrado, 'Seb' tiró el guante al suelo enojadísimo y...¡Fernando líder!



Grosjean intentó presionar con todo con su Lotus, pero no podía, y Alonso empezó a irse de su mayor enemigo en la lucha por una victoria con aroma a milagro. El coche de su ex compañero se averió. Detrás, en un final dramático y emocionante, estaba Hamilton.
El inglés ya había perdido la plaza en boxes después de que se le rompiera el gato a un mecánico en la segunda parada. Pero estaba muy justo de ruedas y Fernando pudo alejarse hasta tener un colchoncito de casi cuatro segundos. Entonces vino la temida caída de los neumáticos, con frenesí en los boxes y un piloto español tranquilo por la radio: “Mis ruedas no van bien, pero no se me acercan”.
Al británico le pasó Raikkonen y, en una carambola final, en la antepenúltima vuelta, le echó de la pista Maldonado (luego sancionado). Golpeó con rabia su volante y lo lanzó fuera del coche. Schumacher estaba en el podio, junto a Kimi y a Alonso. La Fórmula 1 de 2006, aquélla que nos hizo felices con tardes como ésta.




Siete años no son nada, en la imagen superior, comparación entre el podio de Valencia 2012 y el de Magny-Cours 2005. Siempre que han coincidido en el cajón, el ganador ha sido Alonso


“Esta ha sido la victoria
más emotiva de mi carrera”

Fernando Alonso habló con la voz entrecortada nada más bajarse del coche: “Me he tocado varias veces, he rozado el abandono, pero al final le he podido dar a la gente una carrera espectacular”

Huele a champán y a gloria. La victoria número 29. Alonso se abraza de manera sentida con este periodista y me comenta sus sensaciones: “Ha salido todo perfecto”. Sólo veinte horas antes veía imposible el milagro. Después, ya con las grabadoras en marcha, comenzó a hablar con la voz entrecortada: “De todas las victorias que he logrado esta ha sido la más emotiva para mí, con las emociones más grandes, la bandera de España y el podio”.
Y, a continuación, se explica: “Es especial un poco por la situación de España en general, con la crisis, la gente que sufre, con todo. Gente que viene al circuito durmiendo en caravanas, al sol con 35 grados en la grada. Y ayer sentía que no les había dado las emociones que habían venido a vivir y la carrera ha sido espectacular”. Se rompió el maleficio de Valencia. Algo que perseguía con denuedo desde 2009, su carrera más triste. La que hizo días después del fallecimiento de su querida abuela María. Ahora ya tiene ese triunfo, desde el puerto de Valencia hasta el cielo. Y seguro que buena parte de la felicidad del bicampeón tiene que ver con esa espina que tenía clavada en el alma.



Pero hay otras motivaciones. Alonso considera, con razón, que él es uno de los puntales del deporte español y pensaba que tenía que darle algo más a todos. Es la segunda vez que se le ve llorar, la anterior fue, de pena en Abu Dhabi: “Esta vez es distinto, ha sido por mis propios sentimientos y por los de la gente en las tribunas. La gente está orgullosa de los deportistas españoles, con Nadal y la selección española de fútbol y yo tenía que hacer algo. Es muy emocionante”.
El asturiano reconoce que ha estado a punto de abandonar golpeándose contra el muro: “Los adelantamientos han sido muy agresivos, sabía que tenía que adelantar en momentos clave porque si iba detrás de otros me arruinarían la carrera. También con Grosjean me toqué después de irse el coche de seguridad. Podría haber acabado en el muro varias veces. Todo ha salido como si lo hubiéramos movido todo con un mando a distancia”.
Y, para terminar, eso sí, cuando le preguntamos sobre si cree en ser campeón a final de año, mantiene la cautela: “Claro que creemos y nunca nos vamos a rendir, pero no creo que cambie mucho el Mundial. Hay que ser humildes, pensar que todo ha salido a pedir de boca, pero que ayer estábamos el once y trece en la calificación. Hemos mejorado, sí, pero aún hay coches un poco más rápidos que nosotros y lo que nos queda es trabajar”.