Logró su tercera victoria del año en Hockenheim después de aguantar el acoso durante más de media carrera de Vettel y, en el último tercio, de Button. Le saca 34 puntos a Webber, 44 a Vettel y 62 a Hamilton
Siguen los paralelismos. En Hockenheim 2005 Fernando Alonso dejó su primer título mundial visto para sentencia después de ganar el GP de Alemania. Raikkonen era líder cuando sufrió su enésima rotura de motor del año. Sólo el tiempo lo dirá, pero también en este 2012 el veterano trazado germano puede haber marcado el punto de inflexión del asturiano hacia el título.
La estrella de Ferrari ganó en seco desde la pole, de manera soberbia y aguantando la presión implacable de Vettel primero y Button, después. Y su principal rival por el título pinchó con un quinto puesto después de adelantar a Jenson por fuera de la pista. Terminó segundo, pero fue penalizado con veinte segundos. Ahora se encuentra a 44 puntos y dos victorias en el campeonato. Y el rival más cercano, Webber, está a 34 después de terminar octavo y de nuevo frente a los fantasmas de un Red Bull menos veloz. Hamilton, retirado, está a 62.
Alonso sólo pudo relajarse a seis vueltas del final. Y tranquilizar a los suyos con un mensaje al equipo por radio cuando Button estaba a un segundo: “Sé que no es fácil, pero tratad de estar tranquilos, que está todo bien”. Y Fernando se alejó, mientras al inglés se le iban los neumáticos. Los destrozó en el aire sucio de ir más de diez vueltas pegado al alerón de su rival.
El DRS es una ayuda en estos casos para el perseguidor, que llegó a estar a cuatro décimas y le puso el corazón en un puño a media España en el segundo sector, el de la recta larga antes del ángulo. Fernando intentaba en esa fase de la carrera coger el rebufo de cada doblado y tenía un arma secreta que ya uso en calificación, salirse ligeramente en el curvón de entrada a meta para ganar tiempo.
Sólo en una vuelta desbocada Jenson pudo batirle en ese sector, que le permitía al ovetense coger oxígeno para el temible segundo. Y más aún en las vueltas más dramáticas, donde se quedó sin KERS y los mensajes en italiano de Stella aumentaban la intranquilidad de todos. Son aquellos que hace para que no lo entiendan los enemigos.
Antes de que Button pasara a Vettel después del cambio de ruedas más rápido que se recuerda, sólo 2,3 segundos, el bicampeón alemán había sido el gran rival de Alonso por la victoria. Y sí dejó de serlo fue por la intervención de un desbocado Lewis Hamilton.
El inglés, que se cansó de pedir por radio la retirada después de sufrir un pinchazo en la segunda vuelta, navegaba en las últimas plazas cuando Button se acercó a doblarle. Entonces empezó a correr como un diablo, a presionar a Vettel para pasarle y llegó a desdoblarse en una maniobra que el alemán calificó como “estúpida”. Seb se desquició, comenzó a pegarse excursiones y subirse por las paredes, y vio como el líder del Mundial se le alejaba a más de dos segundos.
Al final, a Domenicali, el jefe de Ferrari, poco le importó que los Red Bull se libraran por los pelos de una sanción por usar de forma aerodinámica los escapes. O que Massa no puntuara. Muy sereno, se limitó a pedir calma y constatar un hecho: “Alonso está en el mejor pico de rendimiento de su carrera. Esperemos poder alargarlo hasta final de año y que luego, el uno de diciembre se pierda donde quiera”. Estado de gracia...
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